La voluntad de Dios en la vida cotidiana

LA VOLUNTAD DE DIOS EN LA VIDA COTIDIANA

Juan 5

30No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.

Que significa que Jesús haya dicho “mi voluntad”?: Dios se hizo hombre y al hacerlo se ajusto a las reglas de un ser creado; se ajusto a las reglas de este mundo maldito, nacer, comer de la tierra maldita, trabajar, sudar, sobrevivir; El fue una persona como cualquiera de nosotros. Aún más, nació en un pueblo sujeto a esclavitud, y si un romano le exigía debía cargar su bulto y llevarlo por una milla (Mt 5:41), cuando tuvo que pagar los impuestos no los evito (Mt 17:27), se sujetó a la ley de aquellos tiempos.

Jesús sabía que hacer la voluntad humana en definitiva es sujetarse a la voluntad carnal maligna (Ef 2:3, Jn 8:44), por eso no la buscó, sino que buscó hacer la voluntad de Dios y la hizo.

Como hombre estimamos que tenemos la facultad de decidir y ordenar la conducta propia, el hecho de pensar en que podemos hacer lo que queramos es una ilusión, porque no podemos hacer lo que queremos, no tenemos esa capacidad, solo podemos obedecer la voluntad ajena, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer” (Jn 8:44).

Esta voluntad es una voluntad maligna que solo produce el mal en mi ser, es inevitable, aunque conozco el bien no lo puedo hacer, pues la ley del mal está en mi y me domina. “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí” (Ro 7:21)

Así que mi voluntad esta sujeta al deseo de un “tercero” que está en mí y que solo busca mi muerte (1 Co 15:56), esta es la ley del pecado que esta en la carne. Por lo cual no puedo hacer mi voluntad aunque parezca solo obedezco a mis pasiones, a mis instintos y estos son puramente malignos. Toda actividad en el mundo es voluntad maligna (1 Jn 5:19).

Solo hay dos voluntades opuestas entre sí y no se pueden relacionar.

Como hijo de Dios, albergo el Espíritu del Señor y al darle el primer lugar y la prioridad demandada, hará posible rechazar la voluntad maligna y hacer la voluntad de Dios.

La escasa santidad que el cristiano de hoy tiene (debido a la falta de disposición a la lectura y la oración y por lo viciado con las cosas del mundo) no le permite ni siquiera conocer cual sea la Voluntad de su Creador, y obviamente la busca erróneamente en la conducta u opinión de los demás a los cuales considera como guía y esto hace, en definitiva, que no haga la voluntad de Dios sino la voluntad de otro que considera que hace la voluntad de Dios y esto es realmente terrible.

Aún así la cuestión es: Cómo? interpretar la voluntad de Dios para obedecerla, aun en las cosas más pequeñas.

El hijo de Dios comete muchos errores por falta de entendimiento, y esto es visible aún en las tareas cotidianas, pues no distingue la voluntad maligna en lo que hace su vida, las demandas del sistema para sobrevivir se imponen, le arrastran, no se pregunta si esa es la voluntad de Dios, sino que equivocadamente intenta involucrar la voluntad de Dios en sus tareas, en los resultados del trabajo u oficio o en la toma de decisiones frente a situaciones humanas. Esto puede ser perjudicial tanto como para los que no conocen la voluntad de Dios, como para aquellos que conociendo la Soberanía de Dios la usen para beneficios humanos.

Si bien se ha dicho que la voluntad de Dios se comprueba (Ro 12:2), no era necesario que esta expresión someta nuestras pretensiones personales al poder Soberano de Dios.

Para entender un poco daremos un ejemplo sencillo que tiene repercusión en todos los ámbitos:

Desde la mañana misma, podría llegar a la panadería y preguntarse si es voluntad de Dios desayunar con tortillas, al intentar comprarlas el panadero le dice que ya no hay, entonces la voluntad de Dios será que coma con facturas, no hay, bueno quizás en última instancia con pan chanchito (que era lo que menos deseaba). Si quisiera saber la voluntad real de Dios en esto, diría claramente que “no solo de pan el hombre vivirá, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4.4; Lc 4:4) pero obviamente como tiene hambre (naturaleza carnal) no le parece práctico la aplicación de dicho texto, pero si razonara Espiritualmente si pudiera mover la fe aunque sea un poquito en ese instante se sorprendería de lo que podría hacer, quizás si tan solamente hubiera leído u orado antes de desayunar el pan chanchito le hubiera sido grato, por la simple razón de que su Espíritu está gozoso y supera la necesidad carnal.

Y si consideráramos cosas como:

–          Habrá sido voluntad de Dios el haber llegado tarde al trabajo por no haber sonado el despertador?

–          Será voluntad de Dios que apruebe un examen con tan poco estudio realizado en la semana?, pues me he ocupado de otras cosas.

–          Será voluntad de Dios, que compre algún artículo costoso que deseo o estimo que necesito, sin tener la posibilidad de pagarlo?

–          Será voluntad de Dios que trabaje tanto y no tenga tiempo para leer u orar o meditar en la semana?

–          Será voluntad de Dios el practicar algún deporte o buscar un entretenimiento?

–          Será voluntad de Dios el hecho de no encontrar trabajo?

–          Será voluntad de Dios que tenga novio o novia?

–          Será voluntad de Dios que mande mi hijo a la escuela?

–          Será voluntad de Dios que esté enfermo?

–          Será voluntad de Dios que todo me salga mal o salga como no quiero?

–          Será voluntad de Dios que baje algunos kilos si sacrifico mi tiempo asistiendo a un gym?

Todas estas cosas nos ocurren a diario; Podré ver en ellas la voluntad de Dios?. Evidentemente NO, tarde nos daremos cuenta que todo eso es consecuencia de haber seguido una voluntad carnal (propia de todo hombre) que intenté mezclar con lo que yo considero que es cristiano.

Pero sin más vamos a considerar según las Escrituras

1º Tesalonicenses 4

3pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;

Efesios 2

1Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

Hay que entender que si sigo la corriente del mundo, estoy siguiendo la voluntad maligna, siguiendo mi propia voluntad, la voluntad de la carne, siguiendo o escogiendo el “destino” de mis pensamientos. Al hacerlo me enredo con las cosas del mundo que me obligan a tomar decisiones; Y es aquí donde quiero ver la voluntad de Dios?, cuán equivocados si la respuesta es sí. La voluntad de Dios es única y no participa en las obras de la carne, por el contrario esto llama a la ira de Dios.

Si la voluntad de Dios es mi santificación, que hago haciendo la voluntad de la carne?, podré hacer ambas a la ves?

Gálatas 5

16Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 

 

Es evidente que si sigo en la corriente del mundo estoy en contrariedad con la corriente Espiritual, si de alguna manera quiero vivir en el mundo siguiendo parcial o totalmente la corriente para obtener alguna clase de beneficio, no puedo apelar a Dios para que me ayude a lograrlo, pues en definitiva esta no es la voluntad de Dios.

No hay ninguna actividad que justifique que al hacer algo en el mundo encontrare la voluntad de Dios en ese proceso.

No puedo pedir a Dios aprobar un examen si no he estudiado, o que me vaya bien si he estudiado. En tal caso debo darme cuenta que sometiéndome a la corriente del mundo tendré que seguir sus reglas, como así también aceptar los resultados de esas reglas.

Pero en ninguna actividad humana podré ver la voluntad de Dios, sino que todas ellas son la voluntad del maligno cuya intención es someterme y hacerme perder el tiempo con cosas de la carne.

Colosenses 3

5Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 7en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 8Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. 9No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,

2 Pedro 3

11Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,

Si todas estas cosas que desean la carnes serán desechas, porque buscarlas?. Porque intentar ver la voluntad de Dios en la oscuridad del mundo?.

Lo real en el ámbito Espiritual, es que hagamos su voluntad que nos apartemos de estas cosas, para anhelar aquellas que nos harán libres de la esclavitud del mundo.

Colosenses 1

9Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;

Así que no debo pedir por cosas de la carne, debo pedir por las cosas que me santifican, por aquellas que me apartan del mal y me acercan a la voluntad de Dios.

Las cosas cotidianas están sujetas al poder del maligno, nada de ellas me beneficia pero tendré que buscar un equilibrio para entender que debo y que no debo tomar de este mundo.

Pero antes de eso, lo primero y principal es como lograré comprender la voluntad de Dios.

Efesios 3

16para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

El Señor Jesucristo ofrece las riquezas de su gloria, tales riquezas brindan la sabiduría y la inteligencia para conocer todas las cosas, no de la forma en el que mundo las muestras porque la ciencia del mundo es infantil frente a la Ciencia de Dios. Las riquezas del Señor es un poder inmenso, agudizan todos los sentidos Espirituales, hace al hijo de Dios indestructible, lleno de gracia y de verdad. El Señor demanda que se fortalezcan en el hombre interior con estas riquezas (no con el dinero y el afán del mundo). El objetivo del trabajo del Señor sobre sus hijos es que durante el desarrollo sean plenamente capaces de conocer la realidad de todas las cosas, distinguir con gran precisión todo lo que está a su alrededor, para que al andar por este mundo no se extravíe sino que sepa usar con inteligencia lo mínimo y necesario de las cosas que brinda el mundo para la subsistencia de la carne y a su vez este entregado al 100% a la obra del Señor.

De la única forma que tengamos a Cristo como cabeza de todo nuestro ser, es beber de estas Aguas Vivas; De la única forma de escapar de la esclavitud del mundo es tener claridad, luz en el Señor.

1 Pedro 4

1Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, 2para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. 3Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. 4A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;

Concupiscencia: deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos.

No bebas de aguas contaminadas por este mundo, pues estas causan la muerte, generan adicción.

La situación actual de sus vidas es la consecuencia de beber de esta agua contaminadas, que enceguecen, que despiertan las ambiciones y los malos deseos a las cosas más absurdas que el mundo ofrece.

El mundo asfixia, nublan el camino del Señor, desvían la naturaleza del hijo de Dios, los atrapa.

1 Corintios 2

14Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

El objetivo del maligno es que el hijo de Dios, se extravíe, Si no lo logra hará lo posible para que pierda tiempo obteniendo cosas de este mundo aletargando su capacidad de obra en el Señor, por último solicita probar la fe del hijo de Dios para someterlos a pruebas y dejarlos atrapados o empantanado en algún valle. De alguna de estas forma el hijo de Dios demora su desarrollo Espiritual, lo cual aletarga el desarrollo de la Iglesia y en definitiva detienen la obra del Señor.

Así que no debo perder el tiempo buscando la voluntad de Dios en las cosas terrenales, sino que buscaré la voluntad de Dios en aquellas cosas que me santifiquen, en aquellas que no produzcan perdidas de tiempo, dinero o fuerza para los ajenos, sino que generen obras Espirituales, que me permitan amar a mi hermano que son parte de la Iglesia.

Si hay algo que te esta perturbando o alejándote del camino, apártate de ellas, vuelve al camino, desechas las obras de la carne.

Lo que pueda en este mundo, lo haré según mis fuerzas humanas, según la capacidad, pero aún así las evitaría, pues todo es vanidad y aflicción de Espíritu.

Las cosas cotidianas se hacen, se ajustan a las reglas del mundo, no puedo saltearlas, no puedo someterlas, lo que tengo que hacer es evitar que influyan deseos en mi carne o me estorben en mi desarrollo Espiritual.

Resumiendo: Tres cosas ayudan a la santificación y con ella doblegarás la carne:

 

–          Orad sin cesar (1 Te 5:17)

 

–          La búsqueda de la verdad (Col 3:16; 2 Ti 3:16)

 

–          La meditación (Sal 1:2)

Al principio costará, pero practícalo y verás resultados asombrosos.

Quieres vencer al mundo, sigue las pisadas de Jesús, esto es una demanda a la carne y vida al espíritu (1 Jn 2:6; Jn 13:15; 1 Pe 2:21), todo lo puedes en Cristo que te fortalece (Fil 4:13).

 

En tus oraciones no dejes de mencionar lo siguiente:

 

Salmos 143

10       Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;

Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.

Cuando entiendas estos entonces entenderás esto:

Mateo 6

31No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

34Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

La Paz del Señor contigo

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